lunes, 12 de noviembre de 2007

GAIA: Feliz Encuentro... Feliz Retorno!!! Parte I








La mañana del 2 de marzo de un año difícil, Lucía salió a comprar crisantemos en la floristería más carera de la ciudad, pero era la que le quedaba más cercana. Doris la simpática florista no estaba y su hermano Torvaldo, el viejo oloroso y sin un diente, fue quien la atendió. Ese día fue especial, por primera vez el señor de 64 años no se metía con ella, la miró con tristeza, la atendió y hasta se le olvidó cobrarle las flores- Ha muerto Dulcinea- le dijo. Ella hizo una mueca con el labio y la mejilla y bajo la cabeza- Dulcinea es mi cotorra, Don Quijote se pondrá muy triste, es mi perro, es el más hidalgo de los perros de este barrio- Lucía, no comprendía lo que pasaba, por un instante, todo sentimiento de desprecio hacia el pobre sexagenario desaparecieron y por primera vez se atrevió a hablarle- Se querían?-dijo Lucía a Torvaldo y luego pensó que era una locura total lo que había dicho- Totalmente... ella era su otra parte- La joven, quedó aún más confundida y decidió alejarse lo más pronto posible de ese extraño recinto, que ni las flores expulsaban el olor fétido y húmedo que despedía hasta las paredes.




Lucía, era joven. La lectura le apasionaba y era muy perceptiva. Esa noche soñó con su padre. El sueño repetido de todas los meses, vestido de mago y con un pentáculo guindado en el cuello. Le rodeaba con sus brazos el frágil y diminuto cuerpo de ella, que casi desaparecía ante la capa y la gran camisa color violeta- El camino no será fácil, pero lo lograrás, se perseverante- Esa noche despertó de golpe... había visto a Don Quijote, el perro de Torvaldo junto a su papá, pero muy hermoso, con la pelambre brillante y una mirada desafiante, era el guardián de ese mago con rostro de su padre, que le aparecía en las noches más desesperadas. No quería pensar en eso durante el día, pero esas imágenes y la frase la perseguían por horas. Sabía que había un mensaje, pero desde hace ya bastantes años, Lucía por órdenes de su madre Isabel, quien le prohibió hacerle caso a esas señales, había perdido práctica en adivinar los significados de los sueños.




Isabel vivía desde hace tiempo en un pueblo de la costa, conoció a Adonis de la Serna un profesor de Filosofía de la Universidad Estatal y tuvo una niña con él, llamada Lucía... desde que la conoció sabía que ella sería una mujer crucial en su vida... que le daría una esplendida hija y que también le partiría el corazón... pero esa era su misión en esta vida. Traer al mundo una niña, para perpetuar su raza y la Tradición. Cuando nació la bebé, Isabel se sorprendió al ver el parecido con su padre... sus gustos, sus gestos, sus lunares, su manera de mirar... Desde la barriga, Lucía le avisaba de la llegada de su padre, cuando este estaba cerca, se movía dentro de la bolsa materna y despertaba a Isabel con muchas patadas... a los treinta segundos entraba Adonis..con un ramo de crisantemos para las dos mujeres de su vida. Años más tarde cuando Lucía balbuceaba apenas pocas palabras, jugaba sola en el balcón de su casa, con aparentes seres invisibles que muy amenamente la distraían. Isabel cambió de casa tres veces, dejando solo a Adonis en ellas solo diciéndole- Dile a tus elfos que dejen a mi hija en paz- Lucía lloraba la pérdida de su padre... que siempre se despedía diciéndole al oído- El camino no es fácil... pero lo lograrás. - Lucía creció hasta que cumplió los cinco años, viendo sintiendo, hablando, en un mundo que aterrorizaba a su madre. En medio de las adversidades, Lucía era capaz de sanar las heridas de su madre de una forma impresionante, le vaticinaba eventos que ocurrirían más tarde- Mamá quédate tranquila, mañana vendrá mi papá y nos traerá el dinero...pero luego de eso no lo veremos nunca más, al menos tu no, yo hablo con él todos los días en mis sueños.




Enternecida la madre de Lucía le seguía la corriente, consolada por las dulces palabras de su hija, pero al día siguiente, apareció una faja de dinero envuelto en papel cebolla, rodeado de un collar de cadena gruesa con un dije que colgaba en forma de pentáculo (estrella de cinco puntas dentro de un círculo) y una carta debajo de la chimenea con el nombre de Lucía. Desesperada la madre abrió el sobre y encontró una cantidad muy considerable de dinero, en billetes europeos que al cambio podían llegar a ser más que una fortuna. Tiró el pentáculo casi sin darse cuenta de lo que era... y Lucía lo tomó inmediatamente y lo escondió en el cuerpo hueco de una muñeca, que tapó con la cabeza rápidamente. La madre rió, lloró, pataleó y corrió fuera de la casa llamando una vecina. Hablaron por horas y en seguida hicieron de nuevo todas las maletas. En el camino, Isabel habló a Lucía- Hija querida... nos vamos de nuevo, pero a la ciudad, ya es tiempo que nos estabilicemos, comiences el colegio en serio y seamos gente normal. Gracias a tu padre somos lo que somos, sea lo malo y lo bueno por lo que hemos pasado, ahora tenemos cómo vivir durante mucho tiempo. Él estará bien, quizá no con Dios, pero se que estará bien donde quiera que se encuentre.



Pero Lucía seguía soñando. Nunca lloró por su padre. Y a veces temía contarle sus sueños a su madre con el temor que llorara por la pérdida misteriosa de Adonis. Isabel conocía la vida oculta de su exmarido y por ser una mujer tan católica, lo reprendía por sus creencias paganas y temía que Lucía siguiese ese camino. Adonis no insistió. Pero debía guardar el tesoro para el camino que seguiría su adorada hija.



Instintivamente, La niña de ocho años, reunió una cantidad de dinero de su mesada y compró una libreta en la librería de su colegio. Sentía una necesidad de contarle a su mamá, lo que cada noche soñaba. Pero sabía que era imposible. Si llegara a contarle, podrían mudarse de nuevo, pensando que esos pequeños espiritus, como los llamaba Isabel habían vuelto desde el mas allá a venir a fastidiar la psíquis de su hija. Finalmente el cuaderno nuevo serviría para anotar cada experiencia, tanto onírica como sencillamente mágica.




Y la pequeña llamó a su diario: Mi Libro de los Sueños....

1 comentario:

Gabriel dijo...

wao excelente cuento deberias seguir adelante si me das permiso lo publico en una pagina sobre wicca claro cuando lo hayas terminado

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