martes, 5 de mayo de 2009

La Noche del Fuego... Otro feliz encuentro!! (parte I)


La noche de Beltane era mi noche. Tenía que prepararme desde antes del amanecer levantándome de mi cama sin poner resistencia a las cuatro y media de la mañana. El ayuno no terminaba sino hasta dentro de dos horas, que era cuando podía comer solo frutas de estación y agua pura del lago. Las doncellas del templo ya habían llegado a mi habitación para la bañada que debía ser de leche animal o vegetal, algunas escencias y flores de varios colores. Me quite la ropa de dormir que era una manta de gaza transparente y delgada de color marfil; dos de las mujeres me quitaron las trenzas para poder desenredarme mejor el cabello, luego lavarlo y perfumarlo. Mientras estaba dentro de la tina, llegó una joven morena y descalza con mi desayuno. Comí desesperada, no me había percatado del vacío de mi estómago hasta que vi aquellos manjares en la cesta que traía la chica, no podría estar mejor.

En seguida recordé el ritual para lo cual me habían preparado desde la entrada de mi pubertad hasta esa noche, había estudiado desde niña todas la artes de la magia, los secretos de Madre Tierra y por supuesto el amor a la Diosa. La noche de Beltane o del Fuego Sagrado sería más que una iniciación, estaba contribuyendo al curso de la naturaleza y prestando mis energías para mover el universo a favor de nuestras mujeres brujas y los hombres guerreros de nuestro grupo. Mi virginidad seria entregada a un guerrero que también sería iniciado para la vida. Yo representaría a la Diosa, joven, virginal, doncella, fértil y el guerrero seria el Dios joven curioso y sediento que debe poseer a la doncella para cumplir con el ciclo de la vida.


La Sacerdotisa mandó a buscarme para que me llevaran al altar donde mora la estatua de la Diosa. Estaba en un terreno circular en una montaña que se observaba desde el ventanal de mi habitación y que se debía llegar subiendo un montón de escaleras de gruesas piedras color grisácea con algunos toques de verde por el musgo. De por sí, el templo donde vivíamos las aprendices eran muy húmedo y brumoso, pero el olor de cada rincón, tanto natural como hecho por las antiguas sacerdotisas era realmente agradable, algo difícil de explicar con palabras pero olía a paz, a naturaleza, a vida.

Mientras observaba la neblina desde dentro que bajaba de la plaza del altar hacia las escaleras, ya las doncellas estaban terminando de untarme los aceites y perfumando mi cabello. Mi túnica aún estaba sobre la cama y mi mente estaba en blanco como me lo indicó la maestra; el olfato, el oído y el tacto debían estar activados a un cien por ciento para percibir lo necesario. Inclusive si me tocara salir del templo con los ojos cerrados tenía que ser capaz de llegar sin ningún problema, más sin embargo, no pude evitar sentir un poco de ansiedad vanidosa de colocarme mi nueva túnica roja elabora especialmente para la ocasión

La iniciada más joven se acercó con una bandeja pequeña que llevaba una velita aromática, un conito de olor a sándalo y un frasquito de tinta vino tinto elaborada con varios polvos secretos abierto con un especie de palillo con cerdas muy delgado. Mientras tanto me estaban colocando otra túnica muy delgada de gaza y colo marfil, para proteger mi desnudes. Había mucho silencio y se sentía el ambiente muy cargado de luz, me llevaron a una poltrona cerca del ventanal dónde había más luz y procedieron a marcarme con el dibujo sagrado. La iniciada se llamaba Gala y era muy hermosa, también llevaba tatuajes temporales en las manos y en la cara, pero solo en las mejillas cerca del área de los ojos. Sin decirme nada procedió a marcarme, las doncellas susurraban cosas en un lenguaje que aun no terminaba de aprender y se asignaban tareas: como tejer coronas, colocar frutos en cesta, velas e incienso

Mi rostro quedo casi todo tatuado, el área de los ojos tenían unos arabescos complicadisimos de imitar, a igual que mis dedos y la palma de mi mano. Gala había aprendido desde niña a elaborar ese tipo de arte que según la Sacerdotisa era un don que los dioses le habían cedido por varias vidas y por consiguiente su iniciación seria distinta a las otras doncellas. Cada una de las aprendices le correspondería una línea arquetipal, una diosa y un elemento: el arquetipal le daría la guía para el tipo estudio mágico al cual debía dedicarse; la diosa y el elemento le darían el tipo de iniciación, estos tres factores sumarían la misión en el Templo y marcarían su destino o para qué vinieron al mundo. Y Gala era del panteón de la diosa de las artes que igualmente era pura, así debía mantenerse y como todas nosotras su línea arquetipal era secreta, lo usamos para modelar nuestro camino mágico y entrar en un campo de ideas y pensamientos propios de nuestra personalidad. En el templo teníamos tradiciones que respetar, pero dentro de nuestro estudio cada aprendiz debía crear su sistema como un mundo aparte.

Finalmente me vistieron con mucho cuidado de estar segura que mis tatuajes estuvieran secos. Ya tenía la primera túnica de gaza igualmente de marfil estaba colocada y luego procedieron con la túnica roja. Una de las doncellas elegidas me puso la capa de una tela más pesada para protegerme de la densa bruma de la montaña. Ya eran las 10 de la mañana y ya debíamos salir a caminar un largo trecho, la sacerdotisa, dos ancianas y dos adultas iban delante, en el medio estaba yo con dos doncellas de mi misma edad que aun no habían sido iniciadas detrás de mi Gala con otras cuatro doncellas vestidas de varios colores muy llamativos. Las mujeres adultas de colores un poco mas oscuros, como azul marino, verde oscuro y mostaza. Las ancianas iban de negro y algunas niñas que nunca había visto que recién llegaban a la aldea, estaban de blanco y marfil. Subimos por las escaleras poco a poco, luego de atravesar un camino secreto que llevaba a la montaña, entonando una especie de canto afinado y monótono en una lengua antigua.


Al fin llegamos a la punta de la montaña, subimos lentamente durante quince minutos. Pasamos por un arco de piedras- que según la sacerdotisa más anciana, había aparecido en la cúspide y nadie había tallado nunca su forma- Caminamos otro trecho y llegamos al centro donde estaba la piedra. Nos colocamos el círculo para la Bendición del Fuego o la primera fase de mi iniciación que correspondía al día de Beltane una de las fiestas más importantes del año. Comenzada la ceremonia, ya trazado el círculo y con la presencia de nuestras deidades y atalayas de los cuatro punto cardinales con su elemento correspondiente, La Sacerdotisa comenzó con sus palabras:

Beltane, como Samhain, es un tiempo de no es tiempo, en el que los velos entre los dos mundos son muy delgados (y se pueden atravesar fácilmente no distinguíendose la frontera) y se produce una interrelación que da lugar a encuentros mágicos e inxeplicables. Es el tiempo en que las Hadas vuelven tras el descanso invernal, despreocupadas, risueñas y contentas y realizan bromas. La noche antes de esta fiesta, en los tiempos antiguos, la gente colocaba ramas de manzano en las puertas y ventanas de sus casas para protegerse de los hechos inesperados que ocurrían en aquella noche y que, a menudo, no tenían una explicación racional. En la Isla de Man, el miembro más joven de la familia recogía flores de onagra, la vispera de Beltane, y las esparcía por el suelo de la casa para asegurar la protección de la casa durante este evento. La comida que sobre de esta noche no debe ser ingerida y debe ofrecérsele a las Hadas. Si se sientan bajo un árbol podrán ver la Reina de las Hadas cabalgando en su corcel blanco u oír los cascos de su caballo cruzar las montañas durante la noche. Si esconden su rostro, la Reina pasaba de largo pero si la miraban, quizás las elegía y las llevara consigo.

Todas sonreímos y nos miramos a las caras, sobretodo las niñas mas pequeñas que para ellas era un juego el hecho de la historia. Yo estaba ansiosa quería irme a la cueva.

(Final parte I)

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